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Biblioteca Futbolera Pablo Álvarez

El jueves 4 de octubre de 2018 a las 13.13 se inauguró la BIBLIOTECA FUTBOLERA PABLO ALVAREZ en la Escuela Primaria Número 9 de la localidad bonaerense de Villa Vallester, frente a más de 300 alumnos y con la presencia del defensor de Club Atlético Huracán, de sus dos hermanos, del escritor Ignacio Irigoyen, Creador y Director de Bibliotecas Futboleras, y de las autoridades educativas. El acto se inició con las palabras de la Directora Gabriela Gómez, quien agradeció el gesto de Pablo al llevar a su escuela una Biblioteca Futbolera y remarcó su profundo arraigo por el lugar en donde nació y en el que sigue viviendo. Acto seguido pasó a saludarlo su maestra de primer grado, Hilda, quien refirió emotivas vivencias de aquel niño que la encandilara con su espíritu curioso y alegre. Luego tomó la palabra el escritor Ignacio Irigoyen quien se dirigió a Pablo destacándolo por sumar la Biblioteca Futbolera número 54 a la Argentina y pidiéndole que a partir de ese momento estuviera cada vez más presente en la formación educativa de los alumnos, enviándoles mensajes motivacionales por wattssap en forma periódica. Luego la Bibliotecaria Noelia le entregó a Pablo una carpeta repleta de dibujos hechos por los alumnos quienes junto a él observaron un vídeo homenaje con fotos de su infancia escolar y de su carrera deportiva.

A las palabras del jugador pidiéndoles a los chicos que nunca dejaran de leer, de estudiar y de superarse en su formación escolar, siguió el turno de la inauguración de la Biblioteca Futbolera entre Irigoyen y Alvarez; ambos y a la cuenta de tres, uno en cada extremos de los largos tablones de madera repletos de libros, levantaron las telas blancas que los cubrían exhibiendo así las coloridas y atractivas tapas y títulos del material bibliográfico sobre fútbol y literatura infanto-juvenil.

La selfie no se hizo esperar y Pablo, rodedado de los niños y niñas que se acercaban para abrazarlo estampó en imágenes una postal del alma. Finalmente llegó el turno de salir, junto a los 300 alumnos, a su viejo y querido patio de escuela en donde el fútbol y el recreo eran sinónimos. Allí lo esperaba un partido de fútbol en el que el deportista profesional trababa la pelota con sumo cuidado entre los niños que lo rodeaban para intentar eludirlo y convertir el gol tan ansiado.

Diez minutos de un partido cinco contra cinco bajo el sol de una infancia que permanece en el corazón de Pablo cada vez que sale a un estadio colmado por miles de personas que esperan por verlo jugar, al hombre, y dentro del hombre, al niño que sigue jugando en él.


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