Biblioteca Futbolera Néstor Ortigoza
El lunes 7 de octubre de 2019 a las 11 hs. se inauguró la BIBLIOTECA FUTBOLERA NESTOR ORTIGOZA, número 72, en la escuela Primaria número 31 Federico Tobal en el barrio Tobal de la localidad de Merlo, Provincia de Buenos Aires; y en el mismo día en que Néstor Ortigoza cumplía 35 años. Con el apoyo del jugador y de la Municipalidad de Merlo, el acto contó con la presencia de 300 alumnos de la primaria turno mañana quienes junto a su Directora Marcela y el equipo docente compartieron la inauguración con el escritor Ignacio Irigoyen, creador y Director de Bibliotecas Futboleras para Latinoamérica y Europa, en compañía de los padres y la hija de Néstor Ortigoza, del Intendente de Merlo, Gustavo Menéndez y del Secretario de Cultura, Julio Guiñazú. Luego del discurso introductorio de la Directora Marcela que vinculó a la formación escolar con la formación lectora, se escucharon las palabras del escritor Ignacio Irigoyen quien sostuvo que también se puede jugar al fútbol, imaginándolo y pensándolo al leerlo; además de agradecer al jugador por unirse al programa de BF.
instantes después habló el Intendente Gustavo Menéndez quien celebró la fundación de la primera Biblioteca Futbolera merlense e hizo cantar a todos los niños presentes el feliz cumpleaños a Ortigoza oficiando de director de orquesta para luego mencionar la importancia de que los referentes deportivos de los estudiantes se conviertan en promotores de la lectura acompañando en forma permanente, sostenida y continuada su proceso educativo.
Acto seguido algunos alumnos se acercaron hacia el escenario para hacerle algunas preguntas al jugador quién iba respondiéndolas una por una con lujo de detalles para luego hablarles sobre la importancia de creer en los propios sueños desde pequeños. Finalmente los allí presentes descorrieron la bandera argentina que cubría los libros de la "Biblioteca Futbolera Néstor Ortigoza" quien después recorrió las doce aulas de la escuela para sacarse fotos grupales junto a cada uno de los grados. Al retirarse junto a sus padres e hija, Néstor, feliz y agradecido, salió por la puerta de su escuela sosteniendo entre sus manos una enorme torta que le habían preparado las maestras por su cumpleaños.